martes, 23 de marzo de 2010

Amanecer frente a la Isla del Coco

El barco lleva 34 horas huyendo del continente. Zarpó hace 500 kilómetros, y desde que abandonó el muelle lo único que ha hecho es adentrarse en el océano. Poco antes de las 5 de la mañana, la travesía está a punto de finalizar. El sol no asoma todavía, lo hará en unos minutos, pero clarea lo suficiente. Se identifica a lo lejos el perfil de la isla. Tierra firme, al fin.

Se acerca un pájaro grande, marrón oscuro y de pecho blanco. Llegarán más, similares y diferentes. Algunos vuelan tan a ras que parece que la punta de sus alas golpeará la superficie del mar.

—¿Qué pájaro es?
—Sula leucogaster —responde Michel Montoya, consultor ambiental.

A Montoya le gusta llamar por su nombre científico a los animales. Si ha conseguido una cara de asombro, lo traduce: “Piquero pardo”. Calza cachucha, es bajito y tiene barba canosa a lo Sean Connery. Nació hace 68 años, y 25 los ha pasado de una u otra manera relacionados con la isla. En su currículum se amontonan una veintena de artículos con títulos como “Sobre la formación de una colonia de Sula dactylatra en la Isla del Coco”. Él es uno de los dos instructores contratados en calidad de experto por los organizadores del viaje que recién inicia.

Las aves son el verdadero comité de bienvenida, pero, cuando el barco entra en una bahía, una de nombre Wafer, también se acerca un poderoso motor fueraborda Honda. Dentro van un par de guardaparques del Ministerio de Medio Ambiente costarricense. Uno maneja, el otro se rasca el brazo derecho.

Para entonces el sol ha salido y buena parte del cielo está ya azul. Donde no hay azul, hay nubes. Blancas, menos blancas, grises y más grises. Debajo, la isla, una inmensa roca compacta y elevada, sin espacio para playas, y verde, insultantemente verde. El francés Jacques Cousteau (1910-1997), quizá el oceanógrafo más famoso de la historia, también llegó con su buque Calypso aquí. Y describió así lo vio: “Emerge como un verdadero paraíso en medio del océano... es la Isla del Coco la más bella del mundo de todas cuantas he visitado”.

Hoy es 28 de abril, aunque eso poco importará durante los próximos cuatro días.



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Esta es una escena de una larga crónica publicada en julio de 2008 en la revista Séptimo Sentido, del diario salvadoreño La Prensa Gráfica.

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